18.9.05

TERROR CONTRA TERROR

Los brutales atentados del 7 de julio en Londres evidenciaron que las 'fortalezas occidentales', construidas por los países ricos para 'aislarse' de la violencia que azota al resto del mundo, son franqueables. Las poblaciones de las prósperas y estables democracias occidentales son consideradas 'objetivos' de nuevos grupos terroristas1 que emergen por diferentes países bajo el sello de Al Quaeda.
La necesaria condena de este brutal terrorismo, que sitúa a las poblaciones civiles como 'objetivos militares', no alcanzaría legitimidad y eficiencia si oculta la otra pata de la realidad. Los Gobiernos 'democráticos' occidentales y sus aliados llevan décadas (en realidad siglos) ejerciendo una violencia feroz contra los países pobres, y para someterlos no dudan en considerar a la población civil de estos países como objetivo de su barbarie expoliadora. Sea la devastación de ciudades enteras en Irak o en Afganistán en fechas recientes, sea la destrucción de los medios de vida de la población palestina, sea la aniquilación de los poblados chechenos y de los kurdos... sea donde sea que miremos, los Gobiernos occidentales nunca dudaron en destruir a la población civil para conseguir sus objetivos. La guerra de Vietnam ya lo evidenció y las bombas nucleares lanzadas por EEUU sobre las indefensas ciudades de Hiroshima y Nagasaki nos recuerda que es una costumbre que viene de lejos y siempre ha estado presente.
Los Gobiernos occidentales han sido 'maestros' en esta práctica tan extendida. Recordemos la eficiencia exterminadora del colonialismo europeo, japonés, yanqui, etc..
Esta lógica bestial ahora pretende ser utilizada por salvajes grupos terroristas islámicos en su enfrentamiento contra los Gobiernos occidentales. Terror contra terror.

2.- UNOS Y OTROS LUCHAN POR EL PODER
No dejarse atrapar en esta lógica de terror contra terror resulta fundamental. Hay que condenar ambos.
Un terrorismo emana de las entrañas del propio sistema de Estados dominantes. Imponen su dominación ejerciendo un terrorismo destructor allí por donde van. En la época colonial lo denominaban 'misión civilizadora' y sin rubor se combinaba con la esclavitud de los 'salvajes' y su aniquilación física para apropiarse de sus territorios y materias primas. En nuestra época poscolonial y posmoderna adquirió una vertiente 'humanitaria'. Si es posible se intenta 'privatizar' la parte más engorrosa de la labor exterminadora, al igual que hace tiempo se utilizaban grupos paramilitares 'independientes' del legítimo y honorable Gobierno de turno.
El otro terrorismo aparece como repulsa a esta situación. Antiguos sectores privilegiados, que la globalización capitalista ha desplazado, pretenden recuperar su influencia económica y política en la escena mundial utilizando la desesperación de las masas empobrecidas. Para ello no dudan en utilizar lo que han aprendido de los Gobiernos occidentales. La eficacia de Al Qaeda no se entiende sin las enseñanzas de sus eficaces 'maestros' y antiguos socios: los servicios de inteligencia de EEUU, Israel, Inglaterra, etc..
Ni Al Qaeda ni similares pretenden liberar a los pueblos oprimidos, sean árabes o de donde sean. Lo único que pretenden es no quedar desplazados en la feroz competencia mundial capitalista. Pretenden continuar manteniendo sus privilegios económicos e influencias políticas en las regiones que antes dominaban. No son opuestos al capitalismo. Sólo pretenden otro reparto del mercado que no los margine. Buscan recuperar 'su poder'.

3.- AMBOS TERRORISMOS SON IGUAL DE CONDENABLES

Las bombas colocadas en los transportes públicos de Madrid y Londres (11-M y 7-J) pretendían las destrucción y el pánico, a semejanza del 11-S. Pretendían causar muertes masivas. Y lo consiguieron.
Ante tal barbaridad, la respuesta de los Gobiernos occidentales afectados fue similar. Bush II habló de la lucha del Bien contra el Mal; Toni Blair de la 'ideología maligna'; y en su momento Aznar mencionó el choque de civilizaciones. Posteriormente, enriquecieron el debate hablando de Civilización contra Barbarie, Razón contra Sinrazón, Democracia contra Tiranía y otras simplezas semejantes. Simplezas que, no obstante, penetran las mentes de las poblaciones occidentales, gracias a la machacona colaboración de los medios de comunicación. Con sus matices, la élite de intelectuales cortesanos argumenta igual en unos sitios y otros. Aunque ofrecen complejas y eruditas disquisiciones, no dejan de ser vaselina 'racional' para facilitar la penetración de los sencillos discursos gubernamentales. Y penetran.
Amplios sectores de las poblaciones occidentales se consideran 'superiores' a los 'moros, negros, sudacas'... La Democracia liberal, el Estado de Derecho, el laicismo, la igualdad de la mujer, la ciencia y la tecnología, etc., serían 'evidencias' de que poseemos 'valores' superiores que nos han permitido gozar de riqueza y bienestar. La fuerza de estos discursos se mantiene sólo si consiguen ocultar las 'evidencias' de la realidad.
EEUU 'es' una Gran Democracia si se oculta el brutal genocidio contra la población indígena y contra la población negra esclavizada y si se oculta que robó a México su territorio; si se oculta que la élite financiera e industrial financia y designa todos los cargos políticos importantes; si se oculta que imponen salvajes dictaduras para saquear la riqueza de algunos países. Estos 'hechos' cuestionarían la 'calidad' de la democracia estadounidense. Y así podríamos extendernos con Inglaterra, Francia, etc.
La excelencia de nuestras democracias perdería grados si habláramos de cómo las multinacionales -de los superiores países ricos- no dudan en pagar a mercenarios para que expulsen y asesinen a los poblaciones que habitan territorios fecundos en materias primas, que expolian corrompiendo a los gobernantes o imponiendo dictaduras títeres.
La moralidad superior de occidente se desvanecería si hablamos de cómo algunas honorables industrias farmacéuticas occidentales permiten la muerte de millones de enfermos pobres, para mantener la rentabilidad para sus accionistas y para costear precios 'populares' a las superiores poblaciones occidentales.
El último informe de la ONU incide en esta injusta situación. Miles de millones de seres humanos en los países pobres sufren una forma de terrorismo atroz, aunque se presente ante nosotros con un barniz 'civilizado'.
El rechazo de un terrorismo no puede cerrarnos los ojos ante el otro. Un terrorismo es 'oficial' y otro es 'ilegal'. Un terrorismo emana del Sistema y otro se enfrenta a él. Nada más. Tan bárbara es la matanza del 11-S, del 11.M, del 7-J, etc., como las bombas que destrozan a las poblaciones afganas, irakíes, palestinas, chechenias, etc., aunque éstas sean lanzadas por ejércitos 'regulares'. Es un terror que responde ante otro terror, ambos igual de brutales.

4.- EL PODER SE REFUERZA CON UN DISCURSO MITOLÓGICO
Nuevos mitos para cohesionar a las poblaciones occidentales en torno a sus Gobiernos. Quien pretenda una explicación racional es avisado, desde el Poder, de que tal intento serviría para alentar y justificar el terrorismo. Cualquier cuestionamiento racional del discurso mítico dominante es condenable, e incluso jurídicamente punible (con las contrarreformas en marcha).
El ancestral 'miedo a los otros' es alentado y reutilizado por el Poder, permitiéndole 'unificar' las conciencias y evitar los debates públicos y los argumentos racionales. El Poder se ofrece como garante de la 'seguridad de todos' frente a los nuevos 'bárbaros' que vienen del 'exterior'. Sencillo y eficaz.
O ellos o nosotros, explicó en su momento Bush II. La misma lógica aplican los fundamentalistas islámicos en sus países cuando asesinan a quienes no les secundan. Es el mismo fundamentalismo el de Bush II que el de Bin Laden, sólo que uno cristiano y otro musulmán. La base mítica de ambos discursos es similar, y ambos se adornan con una pretendida religión y cultura superior.
Salir de la dicotomía 'ellos o nosotros' es crucial. Si ese dilema prospera, los Bin Laden y compañía justificarían los asesinatos de los y de las integrantes de los movimientos sociales, sindicales, políticos, feministas, culturales... de los países árabes y musulmanes: por 'colaborar' con el enemigo occidental y debilitar el frente islámico. Si ese dilema prospera, por su parte, los Gobiernos democráticos occidentales, siguiendo las instrucciones del emperador Bush II, callarían a los que se les oponen mediante leyes más severas. Para evitar el cuestionamiento de su mitología discursiva, el Poder primero apela a la censura 'moral', que luego amplía con penas jurídicas.
Reconocer el carácter mitológico del discurso de estos dirigentes islámicos, para un occidental resulta aceptable. No así reconocerlo en el discurso del Poder Imperial occidental. Y sin embargo, las diferencias Occidente-Oriente no ocultan la fundamentación mítica del discurso occidental. Nuestra Ilustración y nuestra Revolución científica no ocultan que todavía vivimos en sistemas sociales que necesitan, para sustentarse, recurrir al mito como antaño lo hicieron otros imperios y culturas dominantes: Grecia y Roma contra los Bárbaros, Europa Cristina contra los Infieles...

5.- LA COMPLICIDAD DE LA IZQUIERDA INSTITUCIONAL
Su eficacia no se conseguiría sin la colaboración y complicidad de las organizaciones y de los intelectuales de izquierda (tanto de la tradicional como de la nueva). La izquierda institucional es responsable y cómplice en la hegemonía de este discurso. Si no hubieran ofrecido su 'unidad' a los valores occidentales, el Poder no hubiera dispuesto de tanta flexibilidad para actuar. Con su actitud 'legitiman' al Poder ante las poblaciones de los países occidentales. Ocultan (o sólo denuncian los días festivos y con la boca apagada) que los Estados (de Derecho) Nacionales de las democracias occidentales, nuestros Estados de Bienestar, ayudan a 'nuestras empresas' multinacionales a sus tareas de rapiña y expoliación de los países pobres. Ocultan que nuestros Estados democráticos son verdaderas oligarquías financieras y empresariales, que el mercado libre no es más que la dictadura de los grandes capitostes.
Y no sólo colaboran las organizaciones políticas, sindicales, sociales... y los intelectuales 'de izquierda'que los apoyan. No. Hay que afirmar rotundo que igualmente responsables son los sectores sociales que los votan, los eligen y confían en ellos. La ignorancia no elimina la responsabilidad. Se es responsable de las palabras y de los silencios.


6.- AUMENTA EL NEOLIBERALISMO Y LA REPRESIÓN
Y en nombre de la 'seguridad colectiva' los Gobiernos recortan las libertades y se amplían las medidas neoliberales. Aunque más que 'recorte', habría que mencionar que las dictaduras financieras occidentales tienen más necesidad de mostrarse como son.
Las crisis recesivas del capitalismo desde finales de los años 60 y comienzos de los 70 no cesan. El modelo de la keynesiano de la posguerra, con sus concesiones, fue cuestionado. Recuperar la debilitada rentabilidad del sistema capitalista requería nuevas medidas, que se aplicaron en todos los frentes. Vencido el 'bloque stalinista', nuevos mercados se ofrecían para la recuperación de la tasa de rentabilidad. Tras unos años de esplendor, el sistema mundial de nuevo se atascó. Sólo una mayor tasa de explotación podría permitir mejoras globales. Y la globalización se puso a todo motor. El Gobierno de EEUU impuso la 'guerra preventiva', esto es, actuó sin complejos. Si antes la 'guerra contra el comunismo' lo justificaba todo, ahora todo se justificaba en la nueva (mejor dicho, continuación) 'guerra contra el terrorismo'. EEUU en guerra, y tras él las potencias imperiales de menor orden.
Pero la profunda crisis no permite una recuperación estable del sistema mundo capitalista. La feroz competencia desplaza sin miramientos a los menos escrupulosos y a los más débiles. Esta competencia contribuye a la inestabilidad mundial de los mercados.
Pero en lo que coinciden unos y otros en aplicar medidas de 'ajuste' a las poblaciones, incluyendo a las de los países ricos. Ya no es que recorten los salarios, que no fomenten empleos estables; no, ahora sin complejos anuncian que o se bajan los salarios un 20% o deslocalizan. Las dictaduras financieras; para conseguir la libertad del capital, necesitan imponer regímenes autoritarios. Esto lo han ejercido en los países pobres, y ahora este modelo llega a las prósperas democracias occidentales. Ha comenzado en forma de 'recortes a las libertades', pero su objetivo es imponer nuevos regímenes autoritarios con un pequeño barniz democrático.

7.- EL ALTO PRECIO DE SANEAR EL CAPITALISMO
Sanear el sistema capitalista sólo será posible a un alto coste de la humanidad. La derrota de los movimientos sociales, que mostraron una gran fuerza durante décadas, permitió al capitalismo pequeñas recuperaciones. Aunque la resistencia de las poblaciones y de los pueblos continúa, la relación de fuerzas es muy ventajosa para la ofensiva neoliberal-autoritaria a escala mundial.
Pero el capitalismo, en su victoria lleva la derrota. Su éxito implica la miseria de poblaciones cada vez mayores. Sus recuperaciones son en cada ocasión más limitadas, pero las consecuencias más catastróficas y duraderas. Sanear este sistema económico, implica el sacrificio de miles de millones de personas. A este brutal precio, hay que unir la devastación de la naturaleza y de las formas de vida que en ella existen.
Sanear el actual modo de producción capitalista significa arriesgar la continuidad de las formas de vida como las hemos conocido. Sanear el capitalismo implica acercarnos a un abismo de consecuencias imprevistas no sólo para los seres humanos. No, todo el medio natural está en peligro. La crisis ecológica y el cambio climático no son amenazas para el futuro. Ya están presentes. Un capitalismo 'saneado' agravaría todavía más la destrucción de las actuales formas de vida. La recomposición y recuperación del sistema capitalista mundial sólo sería viable acentuando las actuales tendencias expoliadoras.
Y esta cuestión es esencial. A principios del siglo pasado, el sistema mundo actual sufrió una grave crisis. Dentro de los movimientos sociales surgió un intenso debate entre quienes defendían sustituir el capitalismo por otro modelo de relaciones sociales y económicas y quienes defendían 'mejorar' y 'controlar' las asperezas del sistema, reformarlo y 'humanizarlo'. Un debate que se saldó a favor de los reformadores. Las consecuencias fueron dos guerras mundiales y cientos de millones de muertos. Las consecuencias son que, cien años después, de nuevo nos encontramos ante el mismo dilema. Ante la crisis actual, reformamos o sustituimos el actual sistema por otro.
Como antaño, los reformadores -sobre todo gracias al apoyo de las poblaciones occidentales- llevan la ventaja. Las consecuencias pueden ser bastantes peores que la terrible devastación de las dos guerras mundiales.
Hoy como ayer, el debate 'reforma o revolución' se sitúa en el centro de las discusiones de los movimientos sociales.

8.- RESISTIR Y DEBATIR.
A las crisis de los stalinismos, socialdemocracias, anarquismos, trostkismos, etc., se han unido las crisis de nuevas corrientes que fueron apareciendo: sandinismos, ecologismos, autonomismos, etc. El zapatismo mexicano perdió su fulgor y, por último, el movimiento antiglobalización, con tanto empuje durante unos años, entró en declive.
Pareciera que el sistema capitalista derrota y engulle a todos sus adversarios. La tercera vía brasileña, con su Porto Alegre antiglobalizador y sus Foros sociales, está tan muerta como las anteriores.
Acaso no hay alternativas al sistema capitalista, como pregonan los leguleyos del Poder. Alternativas siempre han existido y existirán, pero pareciera que el 'factor subjetivo', el factor humano, esto es, la conciencia de los participantes, desempeña un papel crucial en cualquier empeña alternativo. El espontaneismo resulta insuficiente, aunque sea muy liberador de energías. Las liberaciones políticas, económicas, sociales, parecen escasas de contenidos para conseguir otras formas de relaciones humanas.
El mundo ha cambiado mucho en este nuevo siglo. Y algunas mentes esclarecidas han aportado análisis privilegiados para entender estos cambios. Otros han reflexionado en profundidad sobre las deficiencias de alternativas pasadas y sobre los nuevos retos de los movimientos sociales. Cierto, también se han escrito muchas tonterías.
Para concluir, por mi parte, sólo quisiera incidir en unos breves apuntes. Considero cuestionables los proyectos de 'liberación humana', si los entendemos en el sentido de que el ser humano se sitúa como 'ser inteligente que domina' la naturaleza. Tal proyecto implicaría una concepción de nuestra especie que me parece peligrosa, al menos como se exponía y se entendía hace años. Ese concepto de 'dominación' nos impele hacia una lógica que aprecio nociva.
En este sentido, el debate sobre la conciencia y la subjetividad, como expuse, me parece uno de los centrales. Debate que no se refiere sólo a los famosos sujetos sociales, y que llevaría a si existen todavía las clases sociales y sus actuales funciones. Debate que entiendo que, además de resolver el asunto de las organizaciones sociales, debería abordar la relación de nuestra especie humana con las otras especies animales con las que convivimos y nos relacionamos. Recordad: el 99% de nuestra base genética es idéntica a la de los chimpancés. Somos diferentes, claro, pero ¿lo somos tanto?, ¿acaso somos tan superiores como la mayoría piensa?, ¿en qué? ¿acaso nuestra especie no ha cometido atrocidades inimaginables en otras especies animales? ¿acaso nuestra superior especie no está llevando el planeta hacia un camino muy peligroso? ¿Dónde, pues, reside nuestra autodesignada superioridad?
En lo específico humano, me parece que la milenaria primacía de los machos humanos ha demostrado su peligrosidad. Acabar con esta primacía es cuestión de supervivencia. Las mujeres, sobre todo las jóvenes, han de reconquistar y recuperar la primacía en las relacione sociales. No consiste sólo en defender la liberación femenina. No. Reside en que se sitúe en el centro de la escena social para que exista convivencia humana.


GUS